Alguna vez se ha preguntado ¿Para qué está con su pareja? ¿Qué los mantiene unidos? ¿Qué podría hacer para mejorar su relación o para que su amor se mantenga?
Pues bien, todos deseamos amar y ser amados. Sin embargo, muchas veces vemos como las historias de amor empiezan con mucha ilusión para luego dar paso a la rutina, conflicto y sufrimiento, factores que finalmente acaban con esa historia.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la cantidad de parejas que opta por el divorcio va en aumento, pues de 5,625 procesos en 2011, pasamos a 13,698 en 2016. Es decir, unos 38 al día. Sin contar las rupturas de parejas que no pasaron por el altar o el juzgado.
Los motivos para dar por finalizada una relación suelen ser diversos, pero en muchos casos se debe a una creencia errónea que ha sido alimentada por “la idealización del amor” . Esto hace referencia a aquella creencia que hemos ido construyendo en nuestra mente y que tiene que ver con creer que el amor es el enamoramiento.
En realidad “enamorarse” es sólo la primera etapa en la relación de parejas y el “amor” es otra cosa, el amor es generoso y gratificante, implica mayor compromiso, es mucho más duradero, maduro y placentero.
Los problemas generalmente surgen cuando las personas dicen sentir que se les acabó el amor y entonces suelen quejarse del otro. Pero no acostumbran a plantearse qué están aportando a la relación para que esta funcione.
¿Cómo podemos explicar esto? Al inicio de toda relación segregamos más adrenalina y noradrenalina, hormonas que promueven la búsqueda del contacto físico. Y ese exceso hormonal dura hasta los dos años aproximadamente.
Sin embargo, cuando regresa a sus niveles normales, las personas echan de menos esa sensación tan maravillosa y entonces suelen enfocar su atención en los defectos del otro y a corto plazo prefieren empezar una nueva relación.
Por ello es importante entender lo siguiente:
- El “amor” no es un proceso estático sino dinámico, por lo tanto requiere de mucho trabajo por parte de la pareja.
- El “amor” no solo se trata de recibir sino de dar, de mantener la reciprocidad.
- Asumir nuestra responsabilidad dentro de la relación, es parte del compromiso.
- Cuidar el “amor”. No basta con sentirlo, es indispensable que día a día sea “alimentado” y cuidado, de ese modo lo protegemos.
- Exteriorizar las necesidades emocionales. El no comunicarlas, tarde o temprano generará un gran daño, acompañado de resentimiento y rabia acumulada.
- Buscar ayuda profesional oportunamente. No esperar una crisis para hacerlo, tener en cuenta que el 70% de parejas logra salvar su relación con terapia.