¿Cómo reaccionan los hijos ante el divorcio de sus padres?
Autora: Dra. Melissa Hospinal
En el divorcio,uno de los primeros sentimientos en aparecer es el de liberación por haber tomado una decisión para solucionar un problema o haber dado un paso decisivo hacia un nuevo camino. Sin embargo posterior a ello se experimenta duda, una sensación de haber fallado y culpa, lo cual genera desazón y un profundo sentimiento de pérdida. Este sentir se ve reflejado en los niños quienes frente al divorcio asumirán diversas conductas que es importante atender a tiempo.
Así, la adaptación a la nueva situación no será ni fácil ni rápida, ni para la pareja ni para los hijos, quienes no solo tendrán que lidiar con una transición que tiende a ser altamente estresante para ellos, sino con padres que quizá están menos disponibles para ellos, dados los nuevos retos que tendrán que afrontar.
Durante el proceso de adaptación, es importante considerar algunas variables como: el conflicto interparental, el factor tiempo, la edad del niño en el momento del divorcio, el tipo de relación con el progenitor con el que vive, el sexo del hijo, etc.
Pero ¿cómo reaccionan los hijos ante el divorcio? Pues la afectación depende de la etapa en la que se encuentren , y el nivel de desarrollo cognitivo del niño. Estas son las más frecuentes:
- Bebés: los bebés son muy receptivos al estado de ánimo de sus padres. Es normal que lloren más, que se muestren irritables y miedosos.
- Niños preescolares (3-6 años): apenas son capaces de entender por qué se separan sus padres, y por tanto, tienden a culparse a sí mismos. Presentan altos niveles de ansiedad -piensan que sus padres los van a abandonar– y un alto índice de regresiones (es muy normal que mojen la cama, por ejemplo. Las pesadillas recurrentes y la agresividad también suelen hacer acto de presencia.
- Niños en edad escolar (6-9): están tristes, añoran mucho al progenitor que se ha ido de casa, y viven, con angustia, un conflicto de lealtades. Es posible que aparenten una madurez, que, en el fondo, no es más que inseguridad y angustia. El rendimiento escolar suele disminuir.
- La preadolescencia (9-12): ya no se culpabilizan de la separación y entienden las causas, aunque eso no quiere decir que no se enfaden y le reprochen a sus padres su comportamiento, del que se avergüenzan. En general, se suelen alinear con uno de los dos. Somatizan su malestar (dolores de cabeza, estómago…).
- Adolescentes: por un lado, puede que manifiesten una madurez que no se corresponde con su edad, piensan que sus papás sufrirán más si les notan preocupados, de ahí que oculten sus verdaderos pensamientos, sentimientos y sufrimientos. O, por el contrario, se rebelan con mucha agresividad, desobediencia y conductas antisociales.
Es importante tener en cuenta que si la pareja puede mantener sus funciones como padres a pesar del divorcio, entonces protegerá el proceso ayudando a sus hijos a procesar la separación evitando complicaciones psicopatológicas
Por ello se recomienda buscar ayuda profesional a tiempo, dejando a un lado la inmadurez. Sin utilizar a los hijos como espías o mensajeros,pues solo genera desorientación e inseguridad en ellos, cuando lo más importante es protegerlos.