Violencia contra la mujer: La otra pandemia

Violencia contra la mujer: La otra pandemia

Autora: Ps. Berenisse Amador

 

Según las estadísticas ocho de cada diez mujeres retiran las denuncias que le ponen a su agresor, y la gran pregunta que imagino siempre nos realizamos es ¿Por qué la victima llega a mantener tanto tiempo de relación con alguien que resulta ser su agresor?

En este artículo repasaremos los distintos tipos de violencia, los perfiles del agresor y víctima, y algunas recomendaciones que puedes realizar si crees estar atravesando por alguna situación de violencia. El objetivo es hacer más fácil la tarea de reconocer los patrones de conducta que son diferentes formas de violencia, lo cual nos ayuda a actuar en consecuencia.

¿Qué es la violencia?

Según la OMS es el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte.

Existen diversos tipos de violencia, mencionaremos algunos de ellos:

Violencia física: Este es quizás el tipo de violencia más típico y fácil de imaginar, ya que es muy visual y fácil de identificar. En él, alguien hace algo para dañar el cuerpo de otra persona, produciendo el dolor y el sufrimiento de alguien. En ocasiones, puede conducir a la muerte. Por ejemplo; patadas, arañazos, puñetes, heridas, quemaduras, etc.

Violencia económica: Se trata de un tipo de violencia que cumple el papel de generar dependencia y temor, que contribuyen a afianzar la primacía del varón jefe de familia, en un esquema de desigualdad de género que se perpetúa gracias a la violencia.

Violencia psicológica: La violencia psicológica es aquella en la que se pretende dañar a la otra persona es un mensaje o un discurso. Puede o no contener insultos o palabras denigrantes, ya que para producir malestar psicológico no es esencial utilizar esa clase de recursos. Además de producir ansiedad, este tipo de violencia daña la autoestima de las personas y su imagen pública.

Violencia Vicaria: Se trata de un tipo de violencia en donde se maltrata a los hijos, para poder de esa manera afectar o dañar a la pareja.

Violencia sexual: En la violencia sexual se dan comportamientos y tipos de contacto físico que denigran a alguien a través de la apelación de su dimensión sexual. Se manifiesta a través de relaciones sexuales y coitales, sin consentimiento de la persona.

Violencia social: La violencia social es un concepto referido a situaciones de dominación, discriminación o sometimiento por una persona o un grupo de personas a través de ataques con impacto social.

Algunas de las características más comunes del agresor y de la víctima, son:

El perfil del agresor:

• Buena imagen pública
• Baja autoestima y asertividad
• Motivación por el poder
• Internalizan estereotipos de genero
• Relaciones de dependencia
• Inestabilidad emocional e impulsividad
• Egocentrismo
• Celos y posesividad
• Niveles bajos de empatía
• Minimiza la violencia y la culpabiliza
• Capacidad de manipulación

El perfil de la víctima: 

• Dependencia emocional
• Baja autoestima
• Dicotomía entre sufrir y dejar de sufrir
• Sumisión
• Vergüenza
• Sentimiento de culpa
• Aislamiento

¿Qué hacer al respecto?

Hoy en día la violencia que sacude a nuestro país es cada vez más abrumador y preocupante, las cifras  son cada vez más elevadas, y nos preguntamos cómo podemos hacer para contribuir de alguna manera a frenar este problema social. Pues el primer paso es que no critiquemos o juzguemos a las personas que atraviesan por situaciones de violencia, no sabemos lo que ellas están viviendo, no seamos jueces, y tratemos de ser más empáticos. Si en nuestras manos esta poder ayudar a alguien, brindémosle las siguientes recomendaciones:

• No sentir vergüenza, ya que no es la primera persona que lo pasa.
• Brindarles confianza, escucharlas, y sobre todo darles palabras de aliento.
• Pedirles que busquen redes de apoyo, como sus padres, hermanos, familia o alguna persona en la que confíen.
• Buscar ayuda profesional, ya sea de un psicólogo o psicoterapeuta.
• Acudir a centros de emergencia, comisarias, hospitales, o establecimientos del ministerio de la mujer.
• Pedirles que tomen una decisión para sus vidas, ya que este proceso no será fácil, y podrán en algunas ocasiones recaer, pero está de por medio sus vidas, su integridad física y mental, y la decisión de ser feliz.